Representaciones visuales del aborto
Natalia Fernández Hormiga
Socia fundadora, diseñadora e investigadora de Aquelarre, laboratorio de diseño feminista
Las representaciones visuales que nos acompañan en la configuración de nuestras sociedades están cargadas de significados, pues en las lecturas que damos a una fotografía o ilustración reconocemos no solo a nivel técnico sus cualidades, si no que al mismo tiempo, desciframos sus mensajes (Vivaldi & Stutzin, 2016), mismos que hemos ido configurando con el paso de los años, pues no es reciente que se haya usado a la imagen como la herramienta que puede perpetuar pensamientos (Mendlovic, 2014) y construye con ellos acuerdos sociales que finalmente son aceptados como “realidades”. Con este panorama sobre la imagen y sus capacidades generadoras es que este ensayo pretende abordar algunas inquietudes dirigidas a las representaciones visuales que han acompañado el tratamiento del aborto en medios comunicativos latinoamericanos, en específico algunos periódicos digitales e impresos de países como Colombia, aclarando ante ello que es esta una muy somera aproximación al tema, pero que ante todo quiere dejar reflexiones y plantear posturas ante esta práctica comunicativa.
Así entonces, pretendo centrar esta reflexión sobre aquellas imágenes en las que se ha dado prioridad a la representación del cuerpo o partes del mismo en diferentes años y publicaciones periódicas. Por otro lado me interesa analizar la representación visual de los fetos en gestación, misma que se ha implementado como recurso gráfico para el acompañamiento de noticias que atañen a este tema y finalmente quiero llegar a las imágenes recientes que involucran la representación del movimiento denominado “marea verde” presente en distintos países latinoamericanos.
Quisiera así entonces iniciar reafirmando la idea de que las imágenes configuran realidades para quienes les observamos y permiten que nos identifiquemos con ellas y configuremos memorias colectivas, generando entonces verdades que nos llevan a actuar a nivel social en función de estos acuerdos conjuntos (Antezana & Lagos, 2019). Ninguna imagen puede ser neutra, la visión desde la que es realizada ya está cargada de una interpretación e intensión (Antezana, 2015), misma que es transmitida al receptor de la imagen y este a partir de esa perspectiva, genera una interpretación que interioriza, para luego socializarla en el devenir de sus acciones. En este sentido, la acción constante de generar imágenes para consumo desde los medios comunicativos son centrales al momento de complementar la información que regularmente centra su principal contenido en texto, pero que por la practicidad y agilidad de la visualización de las imagenes son ellas quienes en gran parte contribuyen a la generacion de memorias e imaginarios sociales en torno al aborto (Garcia, 2019). Con lo anterior, entonces quisiera iniciar con uno de mis primeros registros sobre la forma de representación del aborto en algunos de los periodicos consultados, en los que se publicaron imagenes del cuerpo, que principalmente estuvieron centradas en su zona media reflejando estados avanzados de gestación, o bien, implementaron ilustraciones como úteros flotantes, sin un cuerpo que les integre. Este primer recurso gráfico me lleva a pensar en los postulados del cuerpo anatómico que David Le Breton propone exponiendo como en el marco de la modernidad y los estudios biomédicos, el cuerpo ha sido seccionado, separado de su complejidad mental y social para convertirlo en un objeto de estudio (1990).
Esta división entre ser humano y cuerpo que es ampliamente aceptada por las ciencias exactas y la salud, mismas que se han configurado como la “verdad” ante otras cosmovisiones, persisten en nuestra actualidad y son constantemente replicadas en labores de enseñanza de las ciencias médicas. Aquí, traigo a colación, el estudio etnográfico denominado Exploración de lo humano en la sala de disección, investigación en la que se aborda el cambio que presentan los estudiantes de medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona a partir de su primera experiencia de disección. Acá los investigadores reflexionan y exponen cómo la perspectiva del cuerpo cambia radicalmente y da paso a “nuevas conceptualizaciones, o cosmovisiones incluso, en relación con [su] cuerpo.” (Sirvent & Fons, 2022, p. 92) lo que produce según sus hallazgos un paso a la visión del cuerpo como una pieza anatómica. Este cambio lo destaco porque son estas las personas que más adelante estarán en su función de prestadores del servicio de salud en relación directa con otros seres humanos que deciden abortar y quienes además para la sociedad poseen una voz legítima al momento de buscar opiniones sobre la práctica abortiva. Al respecto me asaltan varias dudas, la primera de ellas es ¿este distanciamiento que se da desde el aprendizaje académico en las ciencias médicas puede ser un primer causante de una generación de imágenes seccionadas del cuerpo cuando se habla de aborto? ¿por qué el enfoque con el cual es abodado el aborto desde los medios de comunicación ha privilegiado la “verdad” construida desde la médicina occidental?